Universidad de La Sabana
Investigación social
Salida de campo
El turismo en un cementerio
Era el domingo 13 de octubre, ya
no me quedaba oportunidad de hacer mi salida de campo, y lo peor del caso era
que no sabía a donde ir. Había pensado en tantas opciones, de unas no estaba
segura de que me sirvieran y otras no estaba segura de ir y no sabía quien me
podría acompañar, fueron tantas ideas que al final no pude elegir.
Al llegar de trabajar el domingo
en la madrugada (3:00 a.m) a mi casa, mis papás me dijeron que debíamos ir a
visitar unos familiares a Junín, Cundinamarca. Solo me angustiaba mi turno de
trabajo el domingo en la noche y buscar el tiempo para la salida de campo, pero
al final debía ir. Estando allá decidimos quedarnos y devolvernos el lunes,
aprovechando que era festivo.
Así, el lunes 14 de octubre, tras
una conversación con mi familia encontré el mejor sitio para realizar mi salida
de campo, el cementerio de Gachetá. Supe que sería el lugar adecuado pues desde
que soy cercana a la iglesia, ir a un cementerio se convierte en un momento
completamente incómodo pues percibo que me cargo de muchas energías y nunca me siento bien, excepto en el de Chía, pues allí están los restos de mi abuelo
y al contrario que en el resto, cerca a su tumba estoy tranquila.
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Iglesia principal del Gachetá |
Este cementerio sería el indicado
pues además de ser el más grande de la región, es considerado un de los
principales lugares turísticos de Gachetá y ya que estos municipios son
cercanos y mis papás quisieron aprovechar el tiempo para ir de Junín hasta allá.
No podía dejar de pensar como un
cementerio sería turístico. Después de recorrer el pueblo y conocer otros
sitios como la iglesia, empezamos a pedir indicaciones para llegar al
cementerio, a pesar de que ellos no querían, pero entendieron que no era
capricho sino el lugar perfecto para mi investigación. No queda en el
centro del pueblo, de hecho, el cementerio queda sobre una montaña pequeña al borde del
pueblo.
Al llegar a la entrada fue
inevitable notar la placa que confirma lo que tanto me habían dicho
“Considerando un atractivo turístico de índole religioso… uno de los más bellos
de Suramérica”. Tuve miedo de entrar pues no sabía como me empezaría a sentir,
pero al ver que mis papás entraron tan tranquilos me sentí más segura.
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Lámina a la entrada del cementerio |
Tal como me había dicho una
señora en el pueblo, las rocas del lugar se llevan toda la atención de las
personas justo desde el momento en el que se entra. El camino esta en medio de
una montaña rocosa de mármol que se forma como un acompañante de la ruta dentro
del lugar.
Al principio me sentí tranquila,
pero al avanzar y empezar a notar las tumbas en medio de la montaña la
angustiar me llenó un poco, no quería sentirme mal, pero el asombro de la
infraestructura del lugar no me dejaba pensar en mí, sino en como estas tumbas
llevan muchísimo tiempo ahí.
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Entrada del cementerio |
¿Cómo abrieron los huecos en la
montaña sin correr riesgos? ¿Por qué hacer el cementerio ahí y no dejar el
lugar tan bello como un parque o algo similar?
No dejaba de pensar en estás preguntas
como éstas mientras avanzábamos y al mismo tiempo notamos como cada vez se veía
como un cementerio común. Las zonas en las que las tumbas son pequeñas y se ven
hasta juguetitos cerca, por lo que deducimos que es la parte para los niños,
después la zona de las tumbas pequeñas que tan serias y frías como se
acostumbra, pensamos en que son los osarios y al final en la parte alta, los
bordes del camino, con gran longitud estaban llenos de muchas tumbas, cada una
distinta a la otra, decorada diferente y de distintos tamaños, unas con una
cruz, otras con varias, otras con un simple palo y hasta tumbas sin nombre,
todas regadas y sin ningún orden me hicieron despertar la angustia pues un
cementerio nunca va a ser una zona de confort para mí.
Al llegar al altillo en el que se
encuentra la capilla me empecé a sentir agitada y cansada pero no le puse
atención, tal vez solo era cuestión de todo lo que habíamos caminado. Desde
allí arriba se ve como entra gente, muchos con una actitud normal a visitar a
sus familiares, otros llenos de tristeza y flores en las manos, y otros con la
misma cara de asombro que nosotros, ahí es cuando uno se da cuenta de quién es
cada persona, habitantes, familiares y turistas del lugar.
Rodemos la capilla con curiosidad
y notamos como el lugar es mucho más grande de lo que pensaba, pero la pesadez
que sentía aumentaba a cada paso que daba, no quería seguir avanzando, además
me sentía molesta de como mucho turistas no respetaban el lugar, después de
todo, sigue siendo un cementerio, y muertos de la risa posaban para una sesión de
fotos, al ver esto recordé de la evidencia que sería bueno tener para mi
trabajo, igual allá esta únicamente por esto. Así, con mucha cautela saqué mi
celular y tomé muy pocas fotos a medida que íbamos saliendo, y justo al final,
mejor dicho, a la entrada vía el letrero que prohíbe las fotos, ver eso fue lo
que hizo cambiar todo lo que sentía pues la situación me dio bastante risa, pero la evité como pude.
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Vista del pueblo desde la perspectiva del cementerio |
Al salir me di cuenta de que sin
planearlo llegue al lugar indicado para romper con el confort de conocer
sitios, y en general, pienso que no haberlo planeado me permitió vivir una
experiencia distinta pues no tuve la oportunidad de pensarlo mucho o prepararme
psicológicamente para ir, fue una experiencia muy natural que me dejo muchas
emociones y sensaciones que no esperaba nunca sentir en un cementerio.
Finalmente y camino a casa, grabé
un audio con lo que había vivido, pues me conozco y sé que mi memoria no da
para recordar cada detalle, como el orden del lugar o ciertas sensaciones del
momento.